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Fiestas de Apapachos: una práctica de Ternura Radical frente al aislamiento social

Actualizado: 18 jun 2024

Escrito por Ramis Lao y Dinorah Ponce, fundadores de Nectoma


Tenemos una propuesta que parece disruptiva, novedosa: Fiestas de Apapachos. Son reuniones donde personas (muchas de ellas hasta ese momento desconocidas) participan en la creación de un espacio seguro donde pueden intercambiar acercamientos cariñosos. Estos acercamientos pueden ser conversaciones profundas, acompañamientos empáticos e incluso muchas formas de contacto físico no-sexual ("piojitos", abrazos, masajes, etc). ¿Por qué frecuentemente la respuesta a esta propuesta se ubica entre el asombro, la desconfianza y/o el miedo? ¿Por qué se considera polémica o innovadora?


El aislamiento y sus consecuencias


Estamos en el año 2024. Hace poco tiempo terminó el periodo de aislamiento global por la pandemia de la COVID-19. Aprendimos muchísimas cosas, pero nos encontramos cara a cara con una nueva dificultad: re-aprender a re-conectar con otras personas. Pero, ¿será posible que ya estábamos en aislamiento aún antes de la cuarentena?

Sobre todo en las grandes urbes, como la Ciudad de México, desde antes de este cisma global no sabíamos muy bien cómo acercarnos a otrxs y dar/recibir cariño. Puede ser difícil conectar cuando nuestro estado constante es de alerta y defensa.

Para algunas personas, hay que decirlo, el aislamiento y la falta de intimidad o contacto físico no son un problema obvio. Y en el caso de otras poquitas personas, su contexto les da suficiente apapacho como para incluso no poder imaginar que haya personas aisladas o con carencias fuertes de cariño. ¿Por qué entonces es relevante para nosotrxs identificar y atender esta problemática?


En el documental de DW "¿Cómo afectan las caricias nuestra salud mental y física?", puedes enterarte de algunos de los datos (¡que nos sorprenden!) acerca de nuestra biología y psicología en relación con el toque afectivo.

A la luz de estudios científicos que señalan al aislamiento como una causa importante de las respuestas de agresividad en mamíferos (de los cuales forma parte la humanidad) y de los cada vez más prolíficos artículos que señalan la función del afecto y las interacciones calmadas como fuentes de salud y reguladores de nuestro sistema nervioso, nos preguntamos: “Si este aislamiento se agudiza y acrecienta, ¿qué dinámicas sociales difíciles nos esperan en el futuro?”.


Según el INEGI, en el 2021, en México, la proporción de la población con síntomas de depresión asciende a 15.4% de la población adulta. Solo entre mujeres, el porcentaje alcanza el 19.5%. También se estima que el 19.3% de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa; mientras que un 31.3% revela síntomas de ansiedad mínima o en algún grado. ¿Podrían los apapachos ayudarnos a transformar esas cifras y traer bienestar no solo a las personas como individuos, sino a las comunidades de las que son parte?


¿En dónde satisfacemos normalmente nuestras necesidades de afecto?


Pensando en tu experiencia de vida, ¿qué conocimientos tienes respecto a relacionarte con ternura y respeto con otras personas? ¿En qué momentos la cercanía de otros cuerpos empezó a sentirse como algo inaccesible, desagradable o atemorizante?

En el mejor de los casos, aprendimos a recibir cariño de las personas que nos cuidaban en la infancia (muy comúnmente, una o dos mujeres en nuestro núcleo familiar), pero las referencias de cariño y apapacho (abrazos, caricias, toque cuidadoso, juego amoroso) pueden ser escasas en la edad adulta fuera de dicho núcleo. A veces, incluso con nuestrxs familiares más cercanxs la experiencia del apapacho es prácticamente inexistente.

Saliendo del nido (ojalá seguro y tierno) de nuestra familia, las posibilidades de continuar esas relaciones afectuosas tienen limitaciones sociales. A las mujeres quizá se nos dan más espacios, más permisos, para convivir con otras mujeres desde nuestros cuerpos. Pero las personas criadas con una masculinidad convencional frecuentemente se enfrentan a grandes retos para nutrir su ternura y sus cuidados fraternales. Muchas personas criadas como hombres aprenden a expresar cariño sólo a través del juego rudo y la violencia.


Los contextos donde tenemos más permisos (y a veces hasta la obligación) de ser físicamente gentiles o afectuosxs, son dentro de relaciones donde está involucrada la sexualidad: la pareja, en sus distintos formatos. Pero si solo hay posibilidad de dar y recibir afecto en vínculos monógamos de pareja, se limitan mucho las posibilidades que tenemos de satisfacer nuestras necesidades de afecto. ¿Qué pasa si mi pareja no tiene la misma necesidad de apapacho que yo? ¿O si le gustan diferentes formas de apapacho que a mí? ¿Qué hago si distingo que no quiero tener una interacción sexual, pero sí percibo en mí una necesidad de contacto físico no-sexual?


¿Qué otras posibilidades existen?


Las personas que hemos experimentado ya una o más Fiestas de Apapachos hemos sentido que nuestras opciones para dar y recibir afecto se comienzan a multiplicar de maneras sorprendentes. Hemos descubierto que sí es posible tener contacto íntimo no-sexual con otras personas de manera responsable, consensuada y cariñosa. Aunque parezca algo obvio, ¡construir comunidad desde el contacto físico se siente muy bien!

La convicción que tenemos de construir estos espacios parte de algunas premisas muy importantes. Estas premisas conforman el por qué de la existencia de nuestro proyecto:


  • La mayoría de las personas tienen la necesidad de dar y recibir cariño. El contacto físico nos es necesario y trae muchos beneficios para la salud.

  • El contacto físico no-sexual puede ser igual o, en ocasiones, incluso más placentero que el contacto físico sexual. El placer que sentimos en el cuerpo por el contacto físico no-sexual puede ser delicioso y no estar vinculado a la excitación sexual.

  • Muchas personas no tienen (o no quieren) vínculos sexuales.

  • Es posible que una persona no reciba la cantidad o el tipo de cariño que necesita de parte de su(s) pareja(s) sexuales.

  • Es posible construir espacios seguros en donde podamos experimentar todos los beneficios del contacto físico no-sexual y construir comunidad fuera del esquema cerrado de la pareja monógama.

  • Aquellas personas que tienen la posibilidad de dar y recibir cariño en la medida que lo necesitan, son más resilientes, más saludables y experimentan menos estrés y ansiedad en su vida diaria.

  • Personas más resilientes, más saludables y menos estresadas, pueden conformar comunidades más estables y construir redes de apoyo fuertes.


Suena utópico, pero es muy real. En mayo del 2024, desde Nectoma, proyecto pionero en México, llevamos 18 meses organizando fiestas de apapachos. Hemos tenido más de 20 fiestas y más de 100 personas distintas han asistido. De estas 100 personas, muchas de ellas han venido a más de 1 fiesta. ¡Algunas personas han venido incluso más de 10 veces!

Ahora, podrás estarte preguntando: ¿Cómo es posible que este espacio exista y siga creciendo? ¿Cómo nos aseguramos de que sea un espacio seguro para todxs?


Prácticas sociales fuera de lo común


Aunque las prácticas que tenemos en las Fiestas de Apapachos no son complejas ni inaccesibles, sí son muy poco comunes en nuestra sociedad. Nuestros pilares son el consentimiento, el consenso y la ternura radical. Es sorprendente lo que se vuelve posible cuando la convivencia se sostiene sobre estos pilares.

El consentimiento se manifiesta en la manera en la que nos comunicamos con otras personas durante la fiesta. En una Fiesta de Apapachos pueden suceder muchos tipos de interacciones distintas, como por ejemplo abrazos, "piojitos", "cucharitas", conversaciones y acompañamientos emocionales. Cada interacción que sucede durante el evento debe de ser precedida por una pregunta clara y un consentimiento explícito. Por ejemplo, si quiero darle a alguien un abrazo fuerte, me acerco y le digo: “Oye, ¿te puedo dar un abrazo fuerte?”. Si la otra persona me dice que sí, entonces nos abrazamos. Si la otra persona me dice que no, ahí termina la interacción.


Parece tan simple, pero es transformador. ¿Te imaginas cómo sería la vida si las personas te preguntaran siempre antes de acercarse, hablarte, tocarte? Más difícil aún de imaginar: ¿te imaginas que tu “no” fuera respetado cada vez?

En una Fiesta de Apapachos, el “no” es siempre respetado. Es inviolable. Si no fuera por este acuerdo, el evento no sería posible. La confianza se construye sobre la certeza de que siempre voy a poder elegir qué quiero y qué no quiero. Esto además tiene implicaciones muy trascendentes: para expresar qué quiero y qué no quiero necesito primero aprender a identificarlo. ¡Qué diferente sería nuestra vida si pudiéramos reconocer nuestras necesidades con claridad y siempre expresarlas!

Sabemos que interactuar de esta manera puede sentirse un poco “antinatural”, pero la realidad es que se siente raro sólo porque no tenemos la práctica de hacerlo.


Al inicio de cada Fiesta de Apapachos realizamos algunas prácticas para que todxs sepan cómo acercarse a otrxs, cómo decir que sí y cómo decir que no. Después de un par de Fiestas de Apapachos, convivir de esta manera comienza a sentirse bastante natural y, a decir verdad, ¡muy agradable!

El consenso es también vital para crear un espacio seguro. El consenso implica que las personas que estamos interactuando tenemos la intención de llegar a acuerdos, de escucharnos y de buscar no solamente nuestra comodidad sino también la de lxs demás. De nuevo: es simple, pero revolucionario. Imagina que no sólo estás en un espacio donde es válido que expreses tus necesidades, sino que sabes que las demás personas quieren cuidarte y buscar tu comodidad también (además de la suya). Seguramente muchas de las personas presentes tienen muchas ganas de interactuar contigo, lo único que hace falta es ponerse de acuerdo con ellxs para decidir exactamente cómo.

Si dos personas tienen ganas de convivir, pueden llegar a acuerdos que les permitan realizar la actividad que se sienta más cómoda para ambxs. Tenemos una herramienta que llamamos “Buscando el Mínimo Común Apapacho”, en el que dos o más personas consensuan para acordar un apapacho que se sienta 100% cómodo y accesible para todxs.

Finalmente, hablemos un poco acerca de la ternura radical. La Ternura Radical no solamente está compuesta de prácticas, sino que es también un posicionamiento político. En un mundo en el que son comunes las acciones plagadas de violencias, abusos, discriminación, odio y rechazo, creemos que interactuar desde el cariño, la calma y la compasión, es revolucionario. Practicar la ternura no te hace débil, sino todo lo contrario: abre la posibilidad de conectar con otras personas de maneras profundas y duraderas, de construir vínculos desde el júbilo, de cuidar amorosamente nuestros cuerpitos.


Cuando estamos practicando el consentimiento y el consenso, la competencia y la lucha se vuelven innecesarias. No tengo que pelear contra alguien, pues me está escuchando y está tan dispuestx a atender mis necesidades como yo a atender las suyas. Eso no significa que siempre vamos a estar de acuerdo. Tampoco significa que vamos a querer apapacharnos. Pero sí significa que podremos respetar nuestras diferencias y abrazar nuestras similitudes. Para construir comunidad no es necesario que todxs seamos iguales y queramos exactamente lo mismo, basta con que seamos capaces de escuchar a la otra persona y respetarla.


Las Fiestas de Apapachos, ¿son innovación social?


Esta actividad puede sentirse como algo extremadamente innovador y fuera de serie. En algunos sentidos lo es: es probable que comunicarse de una manera tan explícita y amorosa no haya sido común en otros momentos. Pero al mismo tiempo, es también un intento de recuperar algunas de las actividades de bienestar más viejas que existen en la naturaleza.

Un grupo de seres vivos, reunidos en un espacio para acicalarse, darse cariño, construir lazos de amor a partir de la fisicalidad, es algo común en muchas otras especies semejantes a la nuestra. Y podemos apostar que incluso para la humanidad esta actividad ha sido común en otros momentos. Además, todxs tenemos un cuerpo: apapacharnos para

co-regularnos y para construir confianza mutua, es algo que está muy accesible para todxs nosotrxs. Sólo hace falta saber cómo evitar las prácticas comunes de violencia y abuso, y en su lugar conectar desde la ternura radical.


Este formato de las Fiestas de Apapachos ha existido desde el 2004. Reid Mihalko y Marcia Baczynski, ambxs terapeutas relacionales, comenzaron a organizarlas en Nueva York. Hoy tienen una ONG llamada Cuddle Party Inc., donde se dedican a gestionar Fiestas de Apapachos y a entrenar a otrxs facilitadores. Ramis tuvo su primera experiencia en una Fiesta de Apapachos en San Francisco, en el 2018, con el facilitador Yoni Alkan. Esta experiencia transformó su vida de maneras indescriptibles.


En México, Nectoma es la primera organización que gestiona Fiestas de Apapachos públicas y constantes. Ya conocemos a algunas personas interesadas en iniciar sus propias Fiestas en el futuro y algunas que ya lo han hecho de manera esporádica. Nuestro mayor deseo es que esta práctica se vuelva algo común en este país. ¡Sabemos que es una actividad que trae mucho bienestar a las personas y a las comunidades!

Si vives en la CDMX y te interesa asistir a uno de nuestros eventos, o comprender más de esta propuesta, puedes buscarnos en Instagram para estar al tanto de todas nuestras actividades. Si no tienes Instagram, también puedes unirte a nuestro canal de anuncios en Whatsapp. Nos encantaría conocerte y aprender de ti.



¡Muchas gracias por ser unx Activista de la Ternura!



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